Pericles, cuyo nombre significa "Rodeado de gloria" fue un gran estratega militar y orador griego, promovedor del arte y la cultura. Llevó a cabo la construcción de la grandiosa Acrópolis griega. Tuvo tanta influencia en Atenas, que fue denominado "El primer ciudadano de Atenas"
Este grandioso personaje de la historia de la humanidad cayó abatido en la terrible Plaga de Atenas. La Plaga de Atenas es un ejemplo de la influencia que han tenido las enfermedades en nuestra historia.
Entonces... ¿Qué fue la Plaga de Atenas?

Pueblo griego azotado por la enfermedad
La Plaga de Atenas fue una epidemia
devastadora que afectó principalmente a la ciudad-estado de Atenas en el año
430 a. C. bajo el contexto de la Guerra del Peloponeso. Se cree que debió
llegar a Atenas a través de El Pireo, el puerto de la ciudad y única fuente de
comida y suministros. La ciudad-estado de Esparta y gran parte del Mediterráneo
oriental también fueron afectados por la epidemia. La plaga volvió en dos
ocasiones, en 430/429 a. C. y en el invierno de 426-425 a. C.
Era la Edad de Oro en Atenas, una
época dorada que duró muy poco, pues en el año 431 a. C. comenzaron las guerras
del Peloponeso entre las dos ciudades-Estado más fuertes: Atenas y Esparta.
Mientras que Esparta tenía una infantería terrestre imbatible, Atenas había
desarrollado un poder marítimo que le permitía contar con una flota muy
poderosa —aunque un ejército débil— y murallas prácticamente inexpugnables. En
este sentido, Atenas no podía ser atacada por tierra ni tendría que someterse a
nadie por falta de alimento. Sin embargo, su política defensiva de protegerse
dentro de sus muros resultó poco favorable, pues en el 430 a.C. una plaga asoló
la ciudad, que se hallaba superpoblada.
Bajo el mando de Pericles, los
atenienses se retiraron tras las murallas de Atenas, esperando mantener a
Esparta controlada mientras que su marina superior arrasaba los transportes de
tropas espartanos y cortaba las líneas de suministro. Desafortunadamente, la
estrategia también llevó a que mucha gente del campo entrase en la ya
sobrepoblada ciudad de Atenas. A su vez, gente que vivía fuera de las murallas
se desplazó asimismo hacia el área central, convirtiendo a Atenas en el lugar
perfecto para el contagio masivo de la enfermedad.
En su Historia de la Guerra del
Peloponeso, el historiador contemporáneo Tucídides describe la llegada de la
epidemia, que comenzó en Etiopía, atravesó Egipto y Libia y llegó luego al
mundo griego. La epidemia brotó en la ciudad abarrotada, y Atenas perdió
posiblemente un tercio de las personas que se cobijaban tras sus muros.
La moral y buenas costumbres del
pueblo ateniense se resquebrajó producto de esta devastadora plaga. Este hecho
puede ser evidenciado en escritos que nos dejó Tucídides: “...el miedo a los
dioses y a la ley del hombre no los contenía, pensaron que era lo mismo adorar
o no a sus dioses ya que toda la gente moría; y en cuanto a la ley, no creían
que nadie sobreviviera para juzgarlos.”
Hasta los ciudadanos más ejemplares, según los
relatos, se volvieron glotones, alcohólicos y licenciosos.
La visión de las piras funerarias
ardiendo hizo que el ejército espartano se retirara por temor a la enfermedad.
Mató a gran parte de la infantería ateniense, algunos de los marinos más
expertos y a su líder, Pericles, que murió en uno de los brotes posteriores en
429 a. C. Tras el fallecimiento de Pericles, Atenas fue dirigida por una
sucesión de jefes débiles e incompetentes. Según Tucídides, hasta el año 415 a.
C. la población de Atenas se pudo recuperar lo suficiente como para preparar la
desastrosa Expedición a Sicilia.
En realidad la naturaleza de esta
plaga es desconocida, ni siquiera se encuentra alguna mención clara en los
escritos de la época. En este sentido, Hipócrates no parece dar ninguna
explicación en referencia a esta peste. Por otra parte, Tucídides, la describe
como una brusca aparición de fiebre alta, sed intensa, lengua y garganta
sangrantes; la piel del cuerpo, roja y amoratada, estallaba en pústulas y
úlceras. Lo que se recoge de las fuentes es que afectó a todo el cuerpo social
y que los médicos se encontraban impotentes, incluso ellos mismos sucumbieron
en gran número.
Los historiadores modernos no se
ponen de acuerdo sobre si la plaga fue un factor crucial o no para la derrota
ateniense en la guerra. En cualquier caso, se cree que la pérdida de esta
guerra pudo allanar el camino para el éxito de los macedonios y, finalmente,
los romanos.
Una moderna teoría culpa a la
fiebre tifoidea de la plaga.
Pericles, cuyo nombre significa "Rodeado de gloria" fue un gran estratega militar y orador griego, promovedor del arte y la cultura. Llevó a cabo la construcción de la grandiosa Acrópolis griega. Tuvo tanta influencia en Atenas, que fue denominado "El primer ciudadano de Atenas"
Este grandioso personaje de la historia de la humanidad cayó abatido en la terrible Plaga de Atenas. La Plaga de Atenas es un ejemplo de la influencia que han tenido las enfermedades en nuestra historia.

La Plaga de Atenas fue una epidemia
devastadora que afectó principalmente a la ciudad-estado de Atenas en el año
430 a. C. bajo el contexto de la Guerra del Peloponeso. Se cree que debió
llegar a Atenas a través de El Pireo, el puerto de la ciudad y única fuente de
comida y suministros. La ciudad-estado de Esparta y gran parte del Mediterráneo
oriental también fueron afectados por la epidemia. La plaga volvió en dos
ocasiones, en 430/429 a. C. y en el invierno de 426-425 a. C.
Era la Edad de Oro en Atenas, una
época dorada que duró muy poco, pues en el año 431 a. C. comenzaron las guerras
del Peloponeso entre las dos ciudades-Estado más fuertes: Atenas y Esparta.
Mientras que Esparta tenía una infantería terrestre imbatible, Atenas había
desarrollado un poder marítimo que le permitía contar con una flota muy
poderosa —aunque un ejército débil— y murallas prácticamente inexpugnables. En
este sentido, Atenas no podía ser atacada por tierra ni tendría que someterse a
nadie por falta de alimento. Sin embargo, su política defensiva de protegerse
dentro de sus muros resultó poco favorable, pues en el 430 a.C. una plaga asoló
la ciudad, que se hallaba superpoblada.
Bajo el mando de Pericles, los
atenienses se retiraron tras las murallas de Atenas, esperando mantener a
Esparta controlada mientras que su marina superior arrasaba los transportes de
tropas espartanos y cortaba las líneas de suministro. Desafortunadamente, la
estrategia también llevó a que mucha gente del campo entrase en la ya
sobrepoblada ciudad de Atenas. A su vez, gente que vivía fuera de las murallas
se desplazó asimismo hacia el área central, convirtiendo a Atenas en el lugar
perfecto para el contagio masivo de la enfermedad.
En su Historia de la Guerra del
Peloponeso, el historiador contemporáneo Tucídides describe la llegada de la
epidemia, que comenzó en Etiopía, atravesó Egipto y Libia y llegó luego al
mundo griego. La epidemia brotó en la ciudad abarrotada, y Atenas perdió
posiblemente un tercio de las personas que se cobijaban tras sus muros.
La moral y buenas costumbres del
pueblo ateniense se resquebrajó producto de esta devastadora plaga. Este hecho
puede ser evidenciado en escritos que nos dejó Tucídides: “...el miedo a los
dioses y a la ley del hombre no los contenía, pensaron que era lo mismo adorar
o no a sus dioses ya que toda la gente moría; y en cuanto a la ley, no creían
que nadie sobreviviera para juzgarlos.”
Hasta los ciudadanos más ejemplares, según los
relatos, se volvieron glotones, alcohólicos y licenciosos.
La visión de las piras funerarias
ardiendo hizo que el ejército espartano se retirara por temor a la enfermedad.
Mató a gran parte de la infantería ateniense, algunos de los marinos más
expertos y a su líder, Pericles, que murió en uno de los brotes posteriores en
429 a. C. Tras el fallecimiento de Pericles, Atenas fue dirigida por una
sucesión de jefes débiles e incompetentes. Según Tucídides, hasta el año 415 a.
C. la población de Atenas se pudo recuperar lo suficiente como para preparar la
desastrosa Expedición a Sicilia.
En realidad la naturaleza de esta
plaga es desconocida, ni siquiera se encuentra alguna mención clara en los
escritos de la época. En este sentido, Hipócrates no parece dar ninguna
explicación en referencia a esta peste. Por otra parte, Tucídides, la describe
como una brusca aparición de fiebre alta, sed intensa, lengua y garganta
sangrantes; la piel del cuerpo, roja y amoratada, estallaba en pústulas y
úlceras. Lo que se recoge de las fuentes es que afectó a todo el cuerpo social
y que los médicos se encontraban impotentes, incluso ellos mismos sucumbieron
en gran número.
Los historiadores modernos no se
ponen de acuerdo sobre si la plaga fue un factor crucial o no para la derrota
ateniense en la guerra. En cualquier caso, se cree que la pérdida de esta
guerra pudo allanar el camino para el éxito de los macedonios y, finalmente,
los romanos.
Una moderna teoría culpa a la
fiebre tifoidea de la plaga.
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